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La defensa estática

Tropas argentinas
Tropas argentinas en las Malvinas
El concepto básico argentino para la defensa de las Islas Malvinas parece reflejar el mencionado preconcepto. El plan no preveía una agresiva campaña terrestre para combatir y rechazar fuerzas británicas de invasión, cualquiera fuera el lugar en que hubieran desembarcado. En vez de ello, la defensa argentina de las Malvinas se basaba en una serie de puntos fuertes estáticos alrededor de Puerto Argentino, los que se esperaba habrían de parecer tan formidables que los británicos no intentarían la invasión; si invadían, no intentarían hacerlo en las proximidades de Puerto Argentino; y si los británicos desembarcaban en cualquier lugar de las islas, ellos iban a optar por una solución diplomática antes de intentar atacar Puerto Argentino. Siguiendo la línea de este concepto defensivo, los argentinos a lo largo de todo el conflicto concentraron casi todas sus fuerzas terrestres alrededor de Puerto Argentino y simplemente esperaron que el ataque británico llegara. Nunca hubo ningún serio intento de la parte argentina para salir de sus atrincheradas posiciones y ganar la iniciativa en la guerra terrestre al enemigo.


La guerra terrestre. El lado británico

Los ingleses también tuvieron problemas y afrontaron algunas difíciles decisiones antes de la real invasión de las Malvinas en San Carlos. Aunque el deterioro de la situación en el Atlántico Sur había sido seguida de cerca por los británicos la invasión de Malvinas fue una verdadera sorpresa. No es posible poner en duda que los británicos demostraron gran ingenio y resolución al juntar una Fuerza de Tareas de treinta y seis buques y hacerla zarpar rumbo a Malvinas dos días después de la invasión.
No obstante, dado lo apresurado de su partida, los buques de la Fuerza de Desembarco no fueron cargados tácticamente en Gran Bretaña, por lo que los elementos no pudieron ser desembarcados en el orden adecuado, según eran requeridos por la Fuerza de Desembarco cuando esta hizo pie en tierra. Esta situación fue rectificada en alguna medida mientras la fuerza estuvo demorada en Isla Ascensión embarcando equipos adicionales e inventariando los que ya tenían. Este período fue también usado para hacer algún reordenamiento en las bodegas para facilitar la descarga en el área de combate. De cualquier modo, no hay duda de que la descarga de los buques demoró el aprovisionamiento de equipo en tierra en el área de desembarco de San Carlos.


El desembarco en San Carlos

Atlantic Conveyor
Harrier aterrizando en el Atlantic Conveyor
A pesar de todas las dudas en la elección del lugar de desembarco y la preocupación por la multitud de cosas que podían ir mal, el desembarco británico en San Carlos, fue completamente sin incidentes en términos de transporte de tropa a tierra. La Fuerza de Tarea Anfibia británica se aproximó y arribó al área del objetivo sin ser detectada, con la ayuda de la cobertura dada por la oscuridad, pobres condiciones meteorológicas y operaciones de diversión llevadas a cabo en Goose Green, Fanning Head y otros lugares en la Isla Soledad. Las tropas británicas desembarcaron en las primeras horas del 21 de mayo, no encontraron resistencia de tropas terrestres argentinas y pudieron moverse sin demora a las posiciones defensivas previstas alrededor del área. A medida que el tiempo pasaba, la amenaza argentina prevista para el desembarco, nunca se materializó. La batalla militar que se combatió en San Carlos pasó a ser entre las Fuerza Aérea y la Aviación Naval argentinas y los buques de la Fuerza de Tareas Anfibia. Para su frustración, las fuerzas británicas en tierra, se vieron obligadas a cumplir el rol de espectadores de estas acciones. Mientras esperaban las órdenes para seguir avanzando, los principales enemigos enfrentados por las fuerzas de asalto en tierra, fueron el medio ambiente, el pobre apoyo logístico y el aburrimiento. Aunque no tomaban parte directamente de la batalla aire-mar que se desarrollaba en San Carlos, las fuerzas en tierra fueron de todos modos afectadas por el resultado de esta acción. El primer día de asalto a San Carlos los británicos perdieron una fragata y recibieron daño en otras cuatro por ataques aéreos. Durante los días que siguieron al desembarco las pérdidas británicas en buques continuaron a alarmante promedio.

Chinook
Chinook
Enfrentados a la amenaza aérea argentina, los británicos se vieron forzados a cambiar su Plan Logístico Básico, para apoyar a la fuerza de tierra, pasando de un concepto basado en depósitos a flote a otro de desembarco masivo de equipos a tierra. Este cambio de planes estaba asociado con la posibilidad de mover los buques solamente de noche y el grave error en la estimación de los helicópteros necesarios para transportar equipos por lo que el crecimiento de la logística en tierra se produjo con dolorosa lentitud. Un percance casi fatal para el progreso de la campaña en tierra fue la pérdida el 25 de Mayo, del Atlantic Conveyor que transportaba tres helicópteros Chinook cuya gran capacidad de carga era vital para el cumplimiento oportuno de los planes logísticos y operativos. Esta pérdida significó una más pesada carga para los helicópteros remanentes que terminaron siendo casi totalmente empleados para el transporte de equipos durante el resto de conflicto.


El plan de maniobra

Notable por su ausencia en la planificación del desembarco en San Carlos fueron las consideraciones y discusión de lo que esa fuerza terrestre debía hacer cuando estuviera en tierra. La operación era un plan de desembarco no una campaña terrestre. Como alguien graciosamente señaló, se asumía que una vez en tierra, las fuerzas simplemente avanzarían y vencerían. Tal vez sea más propio decir que los británicos fuera consciente o inconscientemente, esperaban que los argentinos reaccionarían rápidamente para oponerse al desembarco con fuerzas terrestres y que el uso de las fuerzas británicas en tierra, iba a ser en mayor o menor grado guiado por lo menos en el corto plazo, por las acciones y reacciones defensivas requeridas durante esta confrontación. Cuando la oposición argentina al desembarco no se concretó, los británicos se vieron como perdidos con respecto a lo que debían hacer con sus fuerzas terrestres.


Goose Green

Con pérdidas de buques y aviones en aumento el acrecentamiento de la logística en San Carlos continuó a ritmo de serpiente, mientras los buques transportando refuerzos se hallaban aún demasiado distantes como para garantizar una fuerte acometida contra Puerto Argentino. En esa circunstancia, el Parlamento Británico percibió que la opinión pública reclamaba una rápida victoria terrestre para justificar la creciente pérdida de buques en el conflicto de Malvinas. Esta percepción finalmente determinó la decisión política de atacar la guarnición argentina de Goose Green. Esta decisión fue un claro ejemplo del accionar de políticos que se supone no desean conducir desde atrás la guerra, pero que son incapaces de contener sus frustraciones políticas motivadas en este caso por la inacción de las fuerzas desembarcadas en San Carlos. El ataque a Goose Green se produjo como resultado de la necesidad política de atacar y derrotar a los argentinos en algún lugar, lo antes posible.

El hecho de que Goose Green era un objetivo estratégico y tácticamente irrelevante para el resultado general de la campaña de reocupación de las Malvinas, se consideró no pertinente. La batalla en sí produjo dos hechos que interesa señalar: Previo al ataque a Goose Green la BBC informó la peligrosa aproximación de tropas británicas a ese lugar. De ello resultó el refuerzo del área por los argentinos antes del ataque. Este es un ejemplo del creciente problema que plantea la necesidad de reconciliar el rol de los medios masivos de información y sus necesidades de capacidad para informar instantáneamente, con los requerimientos de secreto que siempre han demandado las operaciones militares. La rendición de las tropas argentinas en Goose Green se produjo justamente cuando el jefe británico se consideraba en el límite de su capacidad para seguir combatiendo.





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