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Otros proyectos de aviones impulsados con turborreactor

Algunos no pasaron del papel, y otros apenas completaron su desarrollo, pero serán incluidos para dejar patente la envergadura de estos proyectos.

Gotha Go 229/ Horten IX

El más novedoso de una serie de diseños realizados por los hermanos Reimar y Walter Horten que consistían en aviones cuyo fuselaje formaba una gran ala omitiendo la cola y los planos verticales. Comenzaron con planeadores llegando mas tarde al modelo Ho IX, equipado con 2 turborreactores Jumo, 4 cañones Mk-108 de 30 milímetros y que en algunas versiones podía transportar 1.000 kilogramos de bombas. Llego a volar y se encontraron algunos en diferentes fases de desarrollo, pero la llegada de los aliados pusieron fin a este novedoso programa que dio lugar a los futuros diseños de ala volante como el prototipo YB-49 o el actual bombardero furtivo B-2 Spirit.

- Longitud: 7,47 metros
- Altura: 2,81 metros
- Envergadura: 16,78 metros
- Superficie alar: 42 m2
- Peso máximo en despegue: 8.164 Kilogramos
- Planta motriz: 2 Junkers Jumo 004
- Imagen del Go 229


Focke Wulf 1.000x1.000x1.000

La extraña denominación de este proyecto venia dada por los objetivos que tenia que cumplir, y que consistían en transportar una carga de 1.000 kilogramos de bombas a una distancia de 1.000 kilómetros y a una velocidad de 1.000 kilómetros por hora. Este ambicioso proyecto no llegó a ser construido, pero el estudio de sus planos incitaba a la idea de sobrepeso e inestabilidad.

Imagen del Fw 1.000x1.000x1.000


Focke Wulf Triebflugel

Con un diseño poco ortodoxo, incluso para los prototipos alemanes más vanguardistas, este “avión” consistía en un alargado fuselaje con el tren de aterrizaje en uno de sus extremos y la cabina en otro. Su objetivo era lograr una capacidad de despegue y aterrizaje vertical y para llevarla a cabo utilizaba 3 turborreactores acoplados a las puntas de 3 alas que a su vez estaban unidas al centro del fuselaje mediante un anillo giratorio. En el momento del despegue los 3 motores imprimirían a las alas una rotación que las haría actuar como el rotor de un helicóptero logrando un empuje vertical. No llego a fabricarse ningún prototipo funcional.

Imagen del Fw Triebflugel



Messerschmitt Me 262

Dadas las exepcionales características de este caza, la revolución que supuso y su notable actuación en la contienda, será tratado en una ficha independiente ya que tal avión la merece siendo un texto demasiado extenso para tratarlo en este artículo. Tal ficha ya se encuentra en preparación y será publicada en breve.



AVIONES A REACCION MEDIANTE COHETES

Paradójicamente los ensayos de cazas a reacción con cohetes fueron previos a los realizados con turbinas al estar esta tecnología mas avanzada. La pasión por los cohetes vivida en Alemania y comentada en el primer artículo de esta serie hizo que este sistema fuese muy conocido y cabe pensar que si un motor de cohete podía impulsar una masa ligera a una gran velocidad, podría impulsar una mayor a una velocidad moderada. Esta podía ser un avión. Wernher Von Braun fue el principal impulsor del programa de cohetes alemán de la época encontrando diversas aplicaciones para los mismos y terminó fijándose en un avión de la Heinkel con la idea de adaptarle un cohete. Se trataba de un He 112. Tras algunas pruebas y fracasos se logró adaptarle un cohete con éxito y el avión logró volar por sus propios medios. Para estos usos el motor de cohete necesitaba ser forzosamente de combustible líquido, ya que uno de combustible sólido, una vez iniciada la combustión, es incontrolable, mientras que al de combustible líquido basta con cerrar una llave de paso para cortar el flujo de combustible.

Tras el éxito obtenido, Ernst Heinkel se animó a desarrollar un caza exclusivo para tan novedoso sistema de propulsión, el He 176 con un aerodinámico diseño y una cabina con una visibilidad excepcional con la capacidad de separase del fuselaje en caso de emergencia. El motor que le impulsaba consistía en un RI.203 que quemaba una mezcla de peroxido de hidrogeno y metanol, ofrecía un empuje de hasta 500 kilogramos y dotaba al avión de una velocidad máxima de 700 Km/h. Pero el uso de un motor de cohete adolecía un grave problema, la falta de combustible, ya que estos motores lo consumían a un ritmo desorbitado y limitaba la autonomía del avión a un solo minuto. Finalmente el 20 de junio de 1939 el He 176 remontó el vuelo con total éxito, si bien a los altos mandos del RLM no les impresionó en absoluto dado su corte tradicional y desconfiado ante sistemas tan vanguardistas. Esta actitud por su parte no benefició lo más mínimo al programa. Finalmente el proyecto fue cancelado y el único avión existente fue destruido en un bombardeo sobre Berlín, no obstante se demostró que era un sistema viable (Siempre y cuando se solucionase el problema del combustible) y sembró la semilla para futuros proyectos.


Bachem Ba 349 Natter. Cuando la desesperación toma forma

Bachem Ba 349 Natter
Bachem Ba 349 Natter armado pero sin los cohetes auxiliares

En 1944 Alemania ya sabía que había perdido la guerra, atrás quedaban las fáciles victorias usando la Blitzkrieg, los Bf 109 y FW 190 que antes tanto temor infundían ya no controlaban su propio espacio aéreo y el RLM contemplaba impasible los cada vez mas violentos bombardeos en masa por parte de estadounidenses y británicos. ¿Cómo hacer frente a cerradas formaciones de B-17? Acercarse suponía exponerse al fuego de varias ametralladoras defensivas concentradas en un solo avión y las perdidas empezaban a ser alarmantes además de que con los sistemas tradicionales no se podían provocar demasiadas bajas en una formación de más de 1.000 aparatos. Con este panorama Alemania tuvo que pasar a la defensiva buscando soluciones que se adaptasen a los problemas que surgían, en este caso los raids de bombardeo. El 1 de agosto de ese mismo año el RLM puso en manos de herr Oberst Knemayer la solicitud de buscar una solución que frenase tales raids, ofreciendo junto a Erich Bachem una especie de interceptor impulsado mediante cohetes que nada tenia que ver con sus homólogos clásicos.

El espíritu del Natter coincidía con el del He 163 ya que también debía de ser fabricado con materiales no estratégicos (Llegados a este punto la madera se podía considerar estratégica, usándose en la fabricación de este avión una de baja calidad) y por obreros poco especializados. El motor elegido para equipar al Ba 349 fue un Walter 109-509A-2E de combustible líquido que se valía de la mezcla de T-Stoff y C-Stoff ofreciendo un empuje variable cuyos valores oscilaban entre los 150 y los 1.700 kilogramos de empuje y que le imprimía una velocidad de 800 Km/h. En la fase de despegue el motor principal era ayudado por 4 pequeños cohetes BMW Schmidding 553 de combustible líquido acoplados a la cola cuyo empuje duraba 10 segundos, tras los cuales se desprendían, y que ofrecían un empuje total de 2000 kilogramos. Uno de los problemas que se presentaron al despegar verticalmente fue el de que al abandonar la rampa la velocidad era de solo unos 60 Km/h lo que hacía ineficaces las superficies de control y para cuya solución se recurrió al mismo sistema usado en la V2; Superficies de control deflectoras en la misma tobera de salida. Al no poder tener el Natter la misma aceleración que una V2, las superficies de deflexión debían soportar la temperatura algo más de tiempo por lo que fueron refrigeradas mediante una cámara interna de agua que alargaba su vida algo mas de tiempo.

El Natter en el que se estrellaría 
                        Lothar Siebert
El Natter en el que se estrellaría Lothar Siebert preparado en la rampa

El funcionamiento del interceptor tenía numerosas similitudes con los misiles antiaéreos desarrollados también por los alemanes. El procedimiento previsto consistía en ser lanzado desde una rampa vertical justo cuando los bombarderos pasasen cerca de la zona, siendo controlado por un operador que lo dirigía mediante control remoto hacia su objetivo. Una vez establecido contacto visual con los bombarderos el piloto tomaba el control y se dirigía hacia la formación disparando la salva de 24 cohetes de 73 milímetros que estaban alojados en el morro, previa separación de la cubierta protectora aerodinámica, a una distancia segura. Una vez disparada su carga, el Natter ya sin combustible escapaba de la zona a una velocidad moderada accionando el piloto un mecanismo que separaba el motor del resto del fuselaje y que caía suavemente gracias a unos paracaídas para su posterior recuperación y reutilización. Estaba previsto que la fuerte desaceleración expulsase al piloto de la cabina que también caería frenado por su propio paracaídas salvándose así los 2 elementos vitales del avión y estrellándose el resto. Tras algunas pruebas sin tripulación el Natter despego finalmente tripulado un 28 de febrero de 1945. Pilotado por el Oberleutnant Lothar Siebert, el interceptor despegó satisfactoriamente, pero a los pocos segundos los allí presentes vieron como la cubierta de la cabina se desprendía precipitándose sobre sus cabezas y como el Natter se desviaba de su curso, abandonando la vertical mientras describía un arco y precipitándose al suelo con su ocupante aún en su interior. El Natter se desintegró y su ocupante falleció en el acto. Los motivos del accidente nunca fueron esclarecidos, ya que aunque el piloto quedase inconsciente por un golpe de la cúpula al desprenderse, en esa fase el control era radiodirigido. No obstante la producción ya estaba en marcha fabricándose 36 ejemplares de la versión A y 3 ejemplares para pruebas de la versión B. En abril de ese mismo año fue instalada una batería de 10 Ba 349-A en Kircheim cerca de Stuttgart instalados ya en sus lanzaderas y con su dotación de pilotos lista para actuar en cualquier momento. Su oportunidad para entrar en acción nunca llegó ya que fueron sorprendidos por fuerzas de tierra estadounidenses. Con esta actitud se muestra el grado de desesperación que se vivía, ya que aún habiéndose estrellado el prototipo y sin ninguna prueba posterior más, se siguió adelante con el proyecto al instalar esta batería. Después de esto ningún otro Natter alemán emprendió el vuelo.


Características Ba 349-A:

- Longitud: 6,02 metros
- Altura: 3,60 metros
- Envergadura: 4 metros
- Superficie alar: 4,27 m²
- Velocidad máxima: 1.000 km/h en vuelo horizontal
- Peso vacío: 880 Kilogramos
- Peso máximo en despegue: 2230 Kilogramos
- Techo operativo: 11500 metros
- Autonomía: 130 segundos o entre 20 y 50 kilómetros dependiendo de la altura.
- Planta motriz: Walter 109-509A-2E de hasta 1.700 Kg de empuje unitario
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Versiones del Ba 349
- Esquema del Bachem Ba 349





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