PelotonRueda escribió:El problema que observo aquí, es que se deberían de dar unos cursos a los alumnos en los colegios supervisados por un órgano competente, para establecer unos protocolos de como debe de actuar una persona cuando es requerida por un Agente de la Autoridad. Lo que no entiendo, es que una vez que el camarero abre la puerta al Guardia Civil (debidamente identificado con su uniforme), el empleado del establecimiento se va y se sienta a jugar a la máquina como si nada.
La verdad, no entiendo la forma de comportarse del trabajador. Siendo el responsable del bar en ese momento, lo mínimo que tiene que hacer es identificarse y preguntar a los Agentes cual es el motivo de su visita. A su vez, permanecer junto a ellos o en el lugar que le indiquen para facilitarles una posible inspección del local, y así descartar posibles hechos delictivos por los que han sido avisados (robo).
Lo único que digo, es que la Autoridad entra a ciegas y hay que estar en esa situación. Lo mas practico es ayudar a que estos reconozcan de una manera visual quien es el cordero y quien es el lobo. Y para eso se tiene que enseñar desde pequeño para evitar malos entendidos como en este caso.
Se tienen que aprovechar las aulas para dar conocimientos básicos sobre comportamientos entre individuos y colectivos profesionales.
El comportamiento correspondiente es tal cual lo ha hecho, seguir con lo que estaba haciendo, que no era nada ilícito... o dejar lo que estaba haciendo y atender cara a cara a los agentes, lo que el trabajador del bar decida, que es su elección.
Lo mismo habría que intentar comprender la situación y la manera de actuar del camarero, un tío al que por fin le ha llegado el momento de cierre, después de a saber cuántas horas de curro, en el que puedes apagar luces, echar la llave y tener un momento de tranquilidad, un momento de tranquilidad que lo más seguro es que otros muchos días se haya visto perturbado por idiotas que quieren entrar cuando ya está cerrado "venga hombre, que es sólo un momento" y con los que ha tenido que bregar, y el día de los hechos los que tocan a la puerta son dos uniformados, lo que le da tranquilidad y los deja pasar sin problema, que él no sabe que tienen un aviso y piensa que lo mismo quieren un café o un refresco.
¿Que la actuación no ha ido bien? pues no, pero cosas así pasan porque el mundo no es perfecto. Los guardias han hecho su trabajo y el camarero el suyo y resulta que ha habido un malentendido, pues nada, se habla después, se piden disculpas y solucionado, y sobrando el exceso de creatividad en la redacción de lo ocurrido.