EE.UU. ensaya su futura estrategia militar en el espacio
El prototipo secreto espacial del Pentágono X-37B esperaba anoche en el vientre de un cohete Atlas V a ser lanzado a la órbita terrestre desde Cabo Cañaveral para su primera prueba. Casi nada se conoce de este minitransbordador espacial no tripulado, dada su confidencialidad, pero podría ser el primer paso de Estados Unidos hacia la militarización del espacio con naves de respuesta rápida ante cualquier contingencia. Una nueva estrategia acorde con el siglo XXI, tras finiquitarse los vestigios nucleares que aún persistían de la guerra fría, y con la vista puesta en los pinitos espaciales hechos en los últimos años por China.
¿Es el X-37B un avión de combate espacial, como no ha dudado en denominarlo Irán? La mayoría de los analistas y expertos militares consideran que no sería su principal misión ser una nave hostil, aunque tampoco lo descartan del todo.
«Podría llegar a ser, obviamente, un primer paso de EE.?UU. hacia la militarización del espacio. Pero no sería tanto conquistar el espacio, sino más bien controlarlo», opina Jared D. Larson, analista especializado en política exterior estadounidense e investigador asociado del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (IGADI). «No creo que su principal misión sea portar armas, si no más bien el espionaje -explica-, espiar a otros satélites o vigilar si es espiado por otros estados o por empresas privadas, o incluso con capacidad de robar o destruir los satélites enemigos», apunta Larson.
Hasta ahora, la destrucción de satélites se realizaba desde tierra. Hasta enero del 2007, Estados Unidos y Rusia eran los únicos países que habían demostrado su capacidad para desintegrar objetos en el espacio. La entrada de China en este exclusivo club tras unas pruebas descubiertas por los servicios secretos estadounidenses hizo más urgente mejorar esa capacidad antisatélite, y que mejor que con una pequeña flotilla lista para ser lanzada al espacio en cualquier momento, como algunos expertos creen que estaría en los planes futuros del Pentágono con el X-37.
Pero también está la opinión de los que consideran que el proyecto se enmarca en la inercia burocrática. «Una vez que la maquinaria de estos proyectos en los que participa una empresa privada (Boeing) se pone en marcha -tras ser aprobados en el Congreso y firmados por el presidente de turno- ya están fuera de las manos de Barack Obama», afirma Larson. «Por eso no podemos decir que sea el plan de Obama para controlar el espacio», señala.
«No soy fan de Obama, ha prometido muchas cosas y va a ser difícil que las cumpla. Pero es posible que no sepa los detalles, no podemos decir entonces que es el sueño de Obama controlar el espacio, pero quizá sí que es el sueño de alguien del dentro del Pentágono...», añade.
China, en el punto de mira
Para el analista doctorado en la Universidad de Delaware, «actualmente Irán es la preocupación más obvia, pero, en cuanto al espacio, China es una gran preocupación porque también está lanzando los satélites y es seguro que muchos en el Pentágono y la CIA están muy preocupados, ya que no pueden saber hasta qué punto Pekín está capacitado para espiar a Estados Unidos».
El experto militar, Roger Handberg, opina en la web Space.com que ante aspiraciones espaciales como las de China refuerzan la opinión de que EE.?UU. está intentado ser el primero en tener la capacidad de una respuesta rápida, «lo que incluye la militarización del espacio con naves como el X-37B».
Pese a la expectación, la Fuerza Aérea de EE.?UU. silencia los detalles de la prueba. Solo ha informado que la nave realizarán varias observaciones y experimentos mientras vaga sobre la órbita de la Tierra durante un período sin determinar.
Cuando aún resuenan las palabras de Obama por un mundo libre de armas y amenazas nucleares, lo que nadie duda es que las potencias mundiales miran ahora al cielo.
La Voz de Galicia