por Lepanto el Jue Jul 07, 2016 8:43 am
Después de haber cerrado el pasado ejercicio con las mayores pérdidas de su historia, por valor de 167 millones de euros, Navantia se hunde en los dos primeros meses de este año en el camino de los números rojos ya que hasta febrero se anotó mas de veinte millones en negativo, tal y como refleja en el balance de las cuentas de la empresa, lo que le obliga de nuevo a una reducción patrimonial y ha precisado del salvavidas de su accionista, la SEPI, para evitar entrar en quiebra. La fórmula elegida fue la transformación de créditos que habían sido concedidos a la compañía para desarrollos tecnológicos militares en préstamos participativos. En concreto, llevó a cabo durante el pasado año tres operaciones de este tipo, por un valor total de 267 millones, y que vencen en el año 2020.
En cuanto al contexto internacional de construcciones, Navantia pescó en aguas del sector civil, ya que aunque la demanda del mercado de construcción de buques militares experimentó un aumento con respecto al 2014, los astilleros públicos españoles no lograron ni uno solo de los 22 encargos de fabricación materializados en este sector. Una tendencia que rompieron en mayo de este año, al firmar un encargo para la fabricación de los dos AOR para Australia.