Una vida de riesgos y sacrificios
Cursos de formación para infantes de marina se realizan en el Golfo de Fonseca
(Infantería de Marina de El Salvador)
Marisela Avila
Diario El Mundo
Luego de navegar cerca de 11 millas náuticas en el centro del Golfo de Fonseca, La Unión, se puede divisar la Isla Martín Pérez, cuya fauna no es mayor a la de las gaviotas que revolotean sobre las aguas del Pacífico y la flora es dominada por manglares.
Al encallar frente a la isla desolada, se vio salir de entre los matorrales -como si se tratara de una misión de sobrevivencia- un grupo de soldados. Sus rostros estaban dorados por el intenso sol y en sus ojos se notaba el cansancio, luego de varias semanas de duro entrenamiento.
Cada dos años, soldados antiguos provenientes de diferentes unidades, así como personal civil, atraviesan una serie de entrenamientos para poder formar parte de la Unidad de Infantes de Marina.
La especialidad de este equipo es saberse desenvolverse en tierra y mar y dominar los cielos, adaptando sus métodos de lucha a la topografía del terreno y el aprovechamiento de las condiciones climáticas.
La misión de los 16 hombres es ingresar a la unidad, perteneciente a la Fuerza Naval de El Salvador, fundada el 12 de octubre de 1985, por el capitán de corbeta Oswaldo Asencio Aldeño. Fue así como nació el primer batallón de Infantería de Marina, conformado por seis compañías, que tenían bajo su responsabilidad el resguardo del sector costero de la zona oriental.
Como parte de los Acuerdos de Paz de 1992, se desmovilizó el batallón.
Renació el 1 de febrero de 2000, con 140 hombres, para combatir las actividades ilícita de la zona costera, relacionadas al narcotráfico y contrabando, bajo las órdenes del capitán Erick Granados Morán.
Un día de entrenamiento
Al caer los primeros rayos de sol sobre las tiendas hechas de forma artesanal, en el pequeño campamento los militares inician el día con adiestramiento físico.
El estruendo de sus pasos hace desaparecer la tranquilidad en la isla, anunciando duros ejercicios que les permitirán en un futuro proteger las costas orientales.
El éxito del desempeño de tácticas de guerra y rescate dentro y fuera del agua permiten constatar el profesionalismo de todos los instructores graduados en comandos especiales anti terrorismo, infantes de marina, nadadores en combate, cursos de fuerzas especiales, entre otros, que entregaron sus conocimientos y experiencia al servicio de la formación de los futuros elementos de la Fuerza Naval de El Salvador.
Luego de intensas horas de entrenamiento físico y táctico, por fin la hora de consumir los alimentos llega, como un suspiro alentador para muchos.
Sin embargo, luego de una oración, sólo hay tres minutos para alimentarse, que se transforman en fracciones de segundos si aparece una nueva misión.
El duro entrenamiento ha sido creado para cumplir con las múltiples exigencias que contemplan la carrera militar.
Ha sido diseñado para lograr un profesional integral, en los ámbitos del conocimiento, los valores, la ética y la formación militar.
Los infantes de marina son asignados a la seguridad de la instalación de la Fuerza Naval. Otros son enviados nuevamente a realizar patrullajes a la desolada isla Martín Pérez, por ser considerada área protegida.
Los hombres habitan en una improvisada cabaña durante ocho días, antes de recibir un relevo.
Según el capitán de Infantería Granado Morán, los soldados también están listos para el combate anti terrorismo, además de encontrarse en constante entrenamiento para estar preparados para cualquier emergencia o desastre natural.
En cuanto al combate al narcotráfico, a este grupo se le adjudica la realización de varios golpes.
Regreso a la vida civil
El personal es seleccionado basándose en un contrato de dos años. Durante un año se encuentran en entrenamiento constante; los siguientes 12 meses vuelven a sus funciones como “antiguosâ€.
Se les da licencia después de dos años y posteriormente se vuelve a adquirir otro grupo de civiles o de soldados antiguos que ya han sido dados de baja.
Los infantes que ingresaron como civiles regresan a la vida cotidiana repletos de conocimientos tácticos y de combate. No obstante, el capitán Granado Morán asegura que los futuros civiles reciben cursos de “Fortalecimiento interno”que conlleva clases de economía, política y desarrollo en la sociedad.
Además de optar a programas técnicos impartidos en la Base de la Fuerza Naval, que van desde técnico en refrigeración, torno, electricidad, soldadura y mecánica automotriz, entre otros.
De ese modo, aseguran una vida laboral al salir de la Fuerza Naval como miembros de la Unidad de Infantería de Marina, necesarios para la ejecución de misiones de carácter naval, en defensa de la soberanía y del territorio nacional.
Datos curiosos
Al existir una guerra en la cual se ve involucrado el país, todos los hombres que han recibido el curso son llamados.
Se invierten $900 al mes por alumno e instructor durante los dos meses del curso, incluyendo municiones, alimento y sueldos.
Los integrantes del curso no podrán rasurarse hasta concluir su estadía en la isla. Oficiales, soldados antiguos y civiles reciben el mismo trato dentro del grupo.
Las condiciones son tan duras que incluso existen casos de oficiales desertores del curso.
Frente a los dormitorios de la Infantería de Marina, existe un cementerio simulado donde se aprecian varias cruces de madera con el nombre de los desertores. Es una forma de recordarles que los que se van ya no son tomados en cuenta.
Fuente: EL MUNDO (El Salvador)
Enlace:
http://www.elmundo.com.sv/Mambo/index.p ... &Itemid=41