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También en el campo militar se está comenzando a diseñar la próxima generación de UAVs: los llamados UCAVS (Uninhabitated Combat Air Vehicles o vehículos aéreos de combate no tripulados). La idea detrás de estos artefactos es muy sencilla: poder crear una aeronave cuyo diseño se centre en la carga de pago y no en el piloto que ha de manejarlo, que pueda realizar maniobras de hasta 30 Gs para poder esquivar a los misiles sin tener que preocuparse porque su tripulación pierda el conocimiento. Con este nuevo concepto sería innecesaria la creación de un habitáculo dedicado específicamente al piloto, ni introducir ordenadores para la presentación de información, ni instalar equipos de acondicionamiento de cabina, etc. Una máquina así diseñada permitiría aumentar de forma considerable las prestaciones en vuelo ya que no se vería restringida por la capacidad física del piloto y permitiría eliminar todos los equipos asociados a su presencia en el avión. Sin todos estos elementos se podrá fabricar en el futuro aviones con la mitad del tamaño de sus homólogos tripulados por humanos y con un cuarto de su peso para la misma capacidad de ataque. La misión de estos nuevos artefactos sería pues el ataque a todos aquellos objetivos que se consideraran de alto riesgo o que pudieran implicar maniobras de evasión difícilmente superables por el ser humano.

UCAV
Version UCAV del F-16

La tendencia en el desarrollo de esta nueva generación de vehículos no tripulados parece seguir dos caminos bien diferenciados. El primero de ellos sería desarrollar versiones no tripuladas de aviones ya existentes con el F-16 o el A-10 como principales candidatos. La segunda opción, mucho más cara, sería la de crear un vehículo completamente nuevo sin necesidad de mantener las restricciones operativas de los viejos modelos. Aunque la viabilidad final de los UCAVs no está garantizada y depende de la evolución de otros productos existentes en el mercado como son los misiles de nueva generación a los que se está dando especial prioridad después de que el Presidente Bush decidiera continuar con la creación del escudo antimisiles. Por otra parte, el desarrollo de los UCAVs resulta elevado por el coste de los sistemas a instalar y de los que se piensa que se llevarán buena parte del presupuesto de defensa.

Por otra parte, como el lector habrá supuesto ya, el hecho de disponer de vehículos militares tan independientes conlleva una serie de riesgos que es necesario evitar ya que en ello pueden ir vidas humanas inocentes. Aunque, en principio, los UCAVs serán capaces de despegar, realizar su misión y volver a su base sin ningún tipo de ayuda exterior, se ha pensado añadir un factor humano. El operario así introducido, podrá supervisar la misión y modificar todo aquello que desee teniendo por tanto el mando último sobre el vehículo. Las armas, por ejemplo, no se liberarán sin su consentimiento. Además podrá cambiar en vuelo el armamento a emplear sobre un objetivo. Y para liberarles de carga de trabajo en condiciones críticas, en caso de daño en vuelo del vehículo, éstos serán capaces de regresar a la base automáticamente y aterrizar sin necesidad de ninguna ayuda externa. Como se puede apreciar, su diseño no está exento de dificultades y de problemas éticos para determinar qué tareas y qué grado de libertad se pueden asignar a una máquina que puede matar por sí sola con la frialdad de un ordenador como cerebro. Desde el punto de vista puramente técnico, la idea de que un operario pueda controlar completamente el aparato no es completamente satisfactoria por la complejidad intrínseca que conlleva. Ello es debido a que se necesitaría que en todo momento existiera una comunicación bidireccional, entre el UCAV y el “piloto virtual”, lo que añade una complejidad técnica enorme ya que habría que diseñar el sistema para que fuera muy tolerante a los daños que necesariamente habrían de surgir en los entornos tan hostiles donde fueran a realizar sus misiones y que, bajo ningún concepto, se pudiera perder la comunicación con el aparato. Por ello se preferiría un sistema que fuese lo más autónomo posible y en el que el piloto virtual siempre tuviera la última palabra en el desarrollo de la misión con comunicaciones no tan frecuentes pero más seguras.

X-45
X-45,el UCAV propuesto por la Boeing

Estados Unidos ya posee un prototipo experimental de UCAV, el denominado X-45A, que se encargaría de llevar a cabo misiones de supresión de las defensas aéreas enemigas así como de ataque en combinación de aviones tripulados por pilotos convencionales a partir del 2010. Su uso sería fundamentalmente durante los primeros días del conflicto cuando las fuerzas enemigas tuvieran todos sus recursos. Conforme avanzara el conflicto, su misión principal se encarrilaría a tareas de vigilancia y reconocimiento así como ataques esporádicos de apoyo a las fuerzas convencionales. Además de las aplicaciones anteriormente comentadas, se está abriendo cada día más el abanico de aplicaciones de estos nuevos vehículos en el campo militar y que ni si quiera se hubieran pensado hace una década. Se están creando, por ejemplo, vehículos no tripulados que simulen la firma en el radar de determinados aviones de combate. De esta manera se puede confundir al enemigo en la dirección del ataque. Otra de las aplicaciones que tiene posibilidades de llevarse a la práctica es la de detección de radares. Los UAVs tienen la capacidad de permanecer largo tiempo en vuelo de espera buscando por radares enemigos. Cuando alguno de ellos se conecte, el UAV lo detectaría y, o bien enviaría una señal al puesto de mando indicando su posición, o bien sería el propio UAV el que se convertiría en un misil antiradar.

En el campo civil, las aplicaciones son claramente dos. Una de ellas es la de control de fronteras en zonas remotas o en líneas de costa principalmente para combatir el contrabando de drogas o de inmigrantes ilegales. Mientras que la otra se basa en el desarrollo de nuevos sistemas de comunicaciones. Debido a la altura de vuelo de estos vehículos (que puede llegar a ser superior a los 100.000 pies), los UAVs se convierten en la práctica en minisatélites a un precio realmente reducido. La energía se obtendría por medio de células solares instaladas en las alas. Aunque no todo es tan fácil como acoplar una antena a estos vehículos. Las autoridades aeronáuticas están poniendo serios problemas a estos tipos de aeronaves para certificarlas en espacios aéreos civiles por el riesgo que conllevan y la falta de control sobre los mismos en caso de fallo de comunicaciones con el ordenador de a bordo. Lo que en la práctica supondría tener un vehículo sin control sobrevolando nuestras cabezas y que se podría estrellar en cualquier parte.





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